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Temptation is a topic that will never go out of style considering how we all struggle with it every day. It’s that terrible impulse that arises within us. We have no control as it nests in the chest, concentrates in the eyes, and becomes incitement. It’s the stimulus that compels us to cross the line between what is permitted and what is prohibited. We are caught between uncontrolled desire threatening to become a volcano and an inescapable morality that does not exonerate. Is it true that we are all tempted to cross the line between what is tolerated and what is clandestine?
Temptation is the central plot of Baño de Luna (Bathing in Moonlight), the new play at GALA Hispanic Theater in Columbia Heights. It is the story of Father Monroe (Raúl Méndez), a Roman Catholic priest, who falls in love with one of his parishioners, Marcela (Hannia Guillén).
Celibacy has long been a controversial topic within the Catholic Church, which first barred priests from matrimony and sexual relations in the year 1123, during the papacy of Pope Benedict VIII. Ever since, multiple efforts have failed to overturn the celibacy rule: Recent cases include a 2011 open letter by hundreds of German, Austrian, and Swiss theologians. In a 2017 interview, Pope Francis said he was open to the idea. Though little progress was made at the time, earlier this year the Pope reiterated his desire to reexamine the question of priestly celibacy.
Written and directed by Pulitzer Prize winner Nilo Cruz, Bathing in Moonlight explores the issue of celibacy. The play is a reflection on morality and immorality, but also on the moment in which love, a sacred emotion, is transformed into something dirty, censored, sinful, and frowned-upon. Father Monroe—indeed named after that Hollywood starlet Marilyn Monroe—falls madly in love with Marcela, his parishioner, whom he lets play the church’s piano after mass. She is a good Catholic and a single mother who takes care of Doña Martina (Luz Nicolás), her mother, and Trino (Victor Salinas), her adolescent son, as well as a mortgaged house that’s a bit big for the three of them. Doña Martina suffers from senile dementia. Trino plays dumb. Marcela is left to run the house, selling hats to support the family with the secret help of Father Monroe, with whom she also meets in secret. The priest is a 48-year-old man, a virgin in priestly vestments. He has some money set aside and is tired of denigrating his love for Marcela as something clandestine and reduced to mere lust.
When Marcela’s long-lost brother, Taviano (Hiram Delgado), turns up, the drama increases along with the problems facing this Cuban family living in Florida. Doña Martina’s eldest son bears a close resemblance to his father. He’s also the bearer of the family’s hopes and dreams, but he’s turned out a failure, a good-for-nothing who could not finish his medical degree. A cynic who took money from Martina to pay for nonexistent studies, he’s also to blame for the loss of Marcela’s piano, as it was sold to pay his tuition.
Méndez, a Mexican actor with credits in the Netflix series Narcos and Sense 8, and actor and producer Guillén, make their GALA debut in the roles of Father Monroe and Marcela. The two, along with Nicolás, a longtime member of GALA’s company of actors, in the role of Doña Martina, stand out in their performances.
With a minimalist stage made up of three chairs, video screens, a large cross on the ceiling, and hell below waiting for sinners, Baño de Luna takes us to the very end of the story, where a man’s love for a woman triumphs over love for his God. Slightly cliche and focused on a strictly Catholic problem, this production is saved by the dialogues between the protagonists and the excellent use of the screens that surround the stage. On the platform there are some shining craters full of ominous light, while above our heads is a gigantic cross crushing everything, judging everything, seeing everything.
Love, the forbidden, temptation, the possible and the impossible—but also the unthinkable and the consummated come together in this play, which launches the new season at GALA theater.
Bathing in Moonlight, written and directed by Nilo Cruz, in Spanish with English subtitles, runs through October 1 at GALA Hispanic Theater. galatheatre.org. $27–$47.
La obra del ganador del Premio Pulitzer Nilo Cruz en GALA examina los ideales católicos; logrando el éxito con actores principales destacados.
El tema de la tentación nunca pasará de moda pues lidiamos con ella todos los días. La tentación es ese terrible impulso que surge dentro de nosotros y no podemos controlar porque se anida en el pecho, se concentra en los ojos y se convierte en incitación. La tentación es un estímulo que nos espolea a rebasar la línea entre lo permitido y lo vedado. Entre el deseo descontrolado que se puede convertir en volcán, y la moral ineludible que no exonera. ¿Será cierto que todos estamos tentados a romper la línea entre lo tolerado y lo clandestino? La tentación es el argumento central de Baño de Luna (Bathing in Moonlight), la nueva obra del GALA Hispanic Theatre en Columbia Heights. Es la historia del padre Monroe (Raúl Méndez) que se enamora de una de sus feligresas, Marcela (Hannia Guillén).
El celibato fue y ha sido un tema bastante controversial por muchos años dentro de la propia iglesia católica. En el año 1123 la iglesia impuso el celibato durante el papado del Papa Benedicto VIII, y desde entonces, ha existido un movimiento al interior en contra de esta regla. Los casos más recientes de “insurrección” incluieron cuando en 2011 cientos de teólogos alemanes, austriacos y suizos firmaron una carta abierta. En 2017 el Papa Francisco señaló que estaba abierto a que hombres católicos casados se convirtieran en sacerdotes, aunque hubo una fuerte oposición a su propuesta, a principios de este año el Papa reiteró su deseo de reexaminar la cuestión del celibato sacerdotal.
Escrita y dirigida por el ganador del Premio Pulitzer Nilo Cruz, la obra se inscribe en esta problemática, Baño de Luna es una reflexión en torno a la moral y lo inmoral, pero también al momento en que el amor, una emoción sagrada, se transforma en algo sucio, censurado, pecaminoso y mal visto por los otros. El adre Monroe, bautizado así por la rubia de Hollywood, Marilyn Monroe, se enamora locamente de Marcela, una feligresa a la que deja tocar el piano después de misa, una buena católica, y una madre soltera que se hace cargo de doña Martina (Luz Nicolás), su madre; de Trino (Victor Salinas), el hijo adolescente, y de una casa hipotecada un poco grande para los tres. La abuela padece demencia senil, Trino se hace tonto y Marcela, quien lleva la casa, vende sombreros para sacar adelante a la familia, con la ayuda secreta del padre Monroe, claro, con quien también se ve en secreto. El cura es un hombre de 48 años, virgen, dado que es un hombre que viste hábitos, con cierto dinero y harto de denigrar su amor por Marcela como algo clandestino y comparado a la lujuria.
El drama va en aumento y los problemas de esta familia cubana que vive en la Florida se acrecientan cuando llega de sorpresa el hermano perdido por muchos años, Taviano (Hiram Delgado), el hijo mayor y el que más se parece al padre, la promesa familiar, la esperanza de todos que resulta un fracasado, un bueno para nada que no pudo terminar la carrera de médico; el cínico que le sacó dinero a Martina para pagar unos estudios inexistentes y el único culpable de que el piano de Marcela esté ausente pues fue vendido para pagar una parte de su colegiatura.
Méndez, actor mexicano con créditos en las series de Netflix “Narcos” y “Sense 8”, y la célebre actriz y productora Guillén, en los papeles del padre Monroe y Marcela, hacen su debut en GALA. Ellos dos y Nicolás, ilustre actriz de la compañía GALA, destacan por sus actuaciones.
Con un escenario mínimo compuesto de tres sillas, pantallas donde se proyectan imágenes, una gran cruz en el techo y el infierno abajo esperando a los pecadores, Baño de Luna nos lleva hasta el final, donde el amor a una mujer triunfa sobre el amor a dios. Ligeramente cliché y dentro de una problemática católica, lo que salva a esta pieza son los diálogos entre los protagonistas, el excelente uso de las pantallas que rodean el proscenio; en el tablado hay unos cráteres relucientes llenos de lumbre, y encima, sobre nuestras cabezas, una gigantesca cruz aplastándolo todo, juzgándolo todo, viéndolo todo.
El amor, lo prohibido, la tentación, lo posible y lo imposible, pero también lo impensable y lo realizado se reúnen en esta obra de que inicia temporada en el teatro GALA.
Baño de Luna, escrita y dirigida por Nilo Cruz, en español con sobretítulos en inglés, sigue en taquilla hasta 1 de octubre en GALA Hispanic Theatre. galatheatre.org. $27–$47.
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